"A esa mariposa de vivos colores que llaman Monarca, nadie se lo ha dicho pero ella lo sabe, dónde está su casa: donde el sol calienta, donde crece el hijo, donde brota el agua, donde cuerpo pide, donde no hay herida y el amor aguarda".
P. Guerra
Probablemente, hoy, adolescentes entre los 13 y los 17 años conocieron el infierno tratando de llegar a Estados Unidos.
Probablemente, en este momento, hay niños de 5 o 7 años saliendo de sus casas en algún país de Centro América y de la mano de un "Pollero" iniciarán un viaje que difícilmente tendrá un final feliz... La mayoría de estos niños viene de otros infiernos o sus familias buscan evitárselos pues se han cruzado ya con demonios como las pandillas, la violencia, el narco... entonces se juegan lo único que les queda: la vida y la esperanza y buscan llegar a Estados Unidos, la mismísima Tierra Prometida.
Probablemente los niños logren cruzar fronteras y lleguen a México en donde subirán a La Bestia; tal vez crucen todo el país y lleguen al Norte. Incluso, con mucha suerte, lleguen hasta "El Otro Lado", sobrevivan al desierto o se dejen atrapar por La Migra para no morir. Tal vez contacten a sus familias y éstas logren vencer el miedo a ser deportados y aun siendo ilegales, se presenten para declarar que conocen a los niños, que se quieren hacer cargo y entonces tal vez, no los manden de regreso a su ¿casa?, logren quedarse, hagan una buena vida y logren salvarse...
Probablemente no. Y entonces la historia cambia. Esas personas con familia, historias, sueños, se convierten en un burdo número, cada día más grande, irreal e incomprensible. Una cifra que aunque la escuchamos en los noticieros, no somos capaces de dimensionar. Los números ya no nos dicen nada: "Desde 2006 han desaparecido más de 120 mil migrantes en su tránsito por México".
Nos volvimos inmunes a los números:
72 migrantes asesinados.
102 mil menores llegaron a EEUU entre abril de 2014 y agosto 2015.
80% de las mujeres y niñas que cruzan la frontera son violadas en el camino.
Más de 500 mil (mexicanos y centroamericanos) se montan cada año en La Bestia... y así un largo etcétera.
"Y, quizá la única manera de empezar a entender estos años tan oscuros para los migrantes (...) sea registar la mayor cantidad de historias individuales posibles...", dice Valeria.
Y entonces, como platicándonos, con la crónica de su propia condición de migrante que espera dejar de ser una "ilegal alien", nos presenta este libro (para mi gusto) indispensable y nunca escrito en mejor momento. Un ensayo construido a través del cuestionario de admisión de niños indocumentados que cruzan la frontera al que tiene acceso gracias a que el destino (digo yo) la pone a colaborar como traductora entrevistando niños migrantes. Su trabajo va de tener que poner en inglés las respuestas de los niños, a convertirse en una bofetada-quita-ceguera, nos desmenuza el problema y La Luiselli, nos lo traduce esas dos palabras -"Crisis Migratoria-" y nos lo pone clarito, frente a nuestros ojos y no es posible mantenernos indiferentes.
El resultado no es sólo un Ensayo. Es una fotografía descarnada y tan brutal, que parece ficción. Pero lo hace tan con su estilo, suavecito, llevándote de la mano (o del corazón) a conocer la entraña del problema, que no notas que está dejando una semilla dentro de ti y entonces -como yo ahora- buscarás que otros la lean; les contarás lo que descubriste una y otra vez, hasta que no podamos olvidar a cada niño, tantos caso, "para que queden en lo hondo de nuestra conciencia, y regresen, siempre, a perseguirnos en las noches a llenarnos de espanto y vergüenza. Porque no hay modo de estar al tanto de lo que ocurre (...) y no hacer absolutamente nada al respecto. Porque no podemos permitir que se siga normalizando el horror y la violencia" -dice ella- tampoco podemos seguir haciéndonos pendejos -digo yo.
SOUNDTRACK (AQUÍ)
Los Niños Perdidos (Un Ensayo en Cuarenta Preguntas)
Valeria Luiselli
2016
Editorial Sexto Piso.
103 páginas.
Probablemente, en este momento, hay niños de 5 o 7 años saliendo de sus casas en algún país de Centro América y de la mano de un "Pollero" iniciarán un viaje que difícilmente tendrá un final feliz... La mayoría de estos niños viene de otros infiernos o sus familias buscan evitárselos pues se han cruzado ya con demonios como las pandillas, la violencia, el narco... entonces se juegan lo único que les queda: la vida y la esperanza y buscan llegar a Estados Unidos, la mismísima Tierra Prometida.
Probablemente los niños logren cruzar fronteras y lleguen a México en donde subirán a La Bestia; tal vez crucen todo el país y lleguen al Norte. Incluso, con mucha suerte, lleguen hasta "El Otro Lado", sobrevivan al desierto o se dejen atrapar por La Migra para no morir. Tal vez contacten a sus familias y éstas logren vencer el miedo a ser deportados y aun siendo ilegales, se presenten para declarar que conocen a los niños, que se quieren hacer cargo y entonces tal vez, no los manden de regreso a su ¿casa?, logren quedarse, hagan una buena vida y logren salvarse...
Probablemente no. Y entonces la historia cambia. Esas personas con familia, historias, sueños, se convierten en un burdo número, cada día más grande, irreal e incomprensible. Una cifra que aunque la escuchamos en los noticieros, no somos capaces de dimensionar. Los números ya no nos dicen nada: "Desde 2006 han desaparecido más de 120 mil migrantes en su tránsito por México".
Nos volvimos inmunes a los números:
72 migrantes asesinados.
102 mil menores llegaron a EEUU entre abril de 2014 y agosto 2015.
80% de las mujeres y niñas que cruzan la frontera son violadas en el camino.
Más de 500 mil (mexicanos y centroamericanos) se montan cada año en La Bestia... y así un largo etcétera.
"Y, quizá la única manera de empezar a entender estos años tan oscuros para los migrantes (...) sea registar la mayor cantidad de historias individuales posibles...", dice Valeria.
Y entonces, como platicándonos, con la crónica de su propia condición de migrante que espera dejar de ser una "ilegal alien", nos presenta este libro (para mi gusto) indispensable y nunca escrito en mejor momento. Un ensayo construido a través del cuestionario de admisión de niños indocumentados que cruzan la frontera al que tiene acceso gracias a que el destino (digo yo) la pone a colaborar como traductora entrevistando niños migrantes. Su trabajo va de tener que poner en inglés las respuestas de los niños, a convertirse en una bofetada-quita-ceguera, nos desmenuza el problema y La Luiselli, nos lo traduce esas dos palabras -"Crisis Migratoria-" y nos lo pone clarito, frente a nuestros ojos y no es posible mantenernos indiferentes.
El resultado no es sólo un Ensayo. Es una fotografía descarnada y tan brutal, que parece ficción. Pero lo hace tan con su estilo, suavecito, llevándote de la mano (o del corazón) a conocer la entraña del problema, que no notas que está dejando una semilla dentro de ti y entonces -como yo ahora- buscarás que otros la lean; les contarás lo que descubriste una y otra vez, hasta que no podamos olvidar a cada niño, tantos caso, "para que queden en lo hondo de nuestra conciencia, y regresen, siempre, a perseguirnos en las noches a llenarnos de espanto y vergüenza. Porque no hay modo de estar al tanto de lo que ocurre (...) y no hacer absolutamente nada al respecto. Porque no podemos permitir que se siga normalizando el horror y la violencia" -dice ella- tampoco podemos seguir haciéndonos pendejos -digo yo.
"Hoy en la villa se ha armado quilombo, dejan de ser invisibles; los verás aunque no mires, ya no son más invisibles." Ismael Serrano.
SOUNDTRACK (AQUÍ)
Los Niños Perdidos (Un Ensayo en Cuarenta Preguntas)
Valeria Luiselli
2016
Editorial Sexto Piso.
103 páginas.